Sus datos son los siguientes: Elyesa Bazna, nacido en 1904 en
Pristina (actual capital de Kosovo, que entonces formaba parte del
Imperio Otomano); religión musulmana; nacionalidad turca; viudo con
4 hijos; de profesión kavass, una situación media entre
mayordomo y criado. Pero el nombre por el que ha pasado a la historia
es Cicerón, que le fue impuesto por los servicios secretos alemanes
(al parecer por el mismo Ribbentrop) “por la elocuencia de sus
informaciones”.
Cicerón fue uno de los espías más importantes de la Segunda Guerra
Mundial. Fue también un espía diferente, pues no era un profesional
como sucedía a casi todos sus colegas, no había seguido nunca
cursos de adiestramiento, no estaba impulsado por motivos
ideológicos, y tenía un solo objetivo: el dinero.
Por consiguiente se puede afirmar que si Cicerón, en vez de ser el
kavass del embajador británico en Ankara hubiera sido el kavass
del embajador alemán, habría ido a vender a los ingleses sus
informaciones. Pero Cicerón era, en octubre del 1943, el criado de
Sir Hugh Knatchbull-Hugessen, representante de su majestad británica
cerca el gobierno turco, y por eso el único adquiriente de su
“mercancía” no podía ser otro que el representante del Tercer
Reich, barón Franz Von Papen.
La “Operación Cicerón” (una operación que si los alemanes
hubieran sido más perspicaces habría podido modificar el curso de
la guerra) comenzó el 26 de octubre de 1943, cuando de la embajada
alemana de Ankara salió para Berlín el siguiente telegrama en
clave: “El criado del embajador británico se ha ofrecido a
procurarnos fotografías de documentos originales secretísimos. Por
la primera entrega, el 30 de octubre, pide 20.000 libras esterlinas
en billetes de poco valor, y a continuación 15.000 libras esterlinas
por cada rollo de película de 52 fotogramas”.
La petición de Cicerón era
bastante exigente, pero se daba el caso de que en ese momento las
cajas de lo servicios secretos alemanes estaban abarrotadas de libras
esterlinas, falsas naturalmente, que los alemanes habían impreso a
fin de desencadenar un cataclismo financiero en los mercados
mundiales (dato histórico: el autor de estos clichés casi perfectos
se llamaba Solomon Smolianoff, y era un judío ruso que, huido de un
campo de exterminio, fue a terminar su vida a Roma).
Así que la petición fue aceptada
sin dudar, y desde Berlín se enviaron las correspondientes libras
esterlinas (detalle curioso: fue también enviada una caja de libros
de espionaje para que los empleados de la embajada se ilustraran
sobre el tema).
El kavass
o ayuda de cámara turco se reveló inmediatamente como una fuente
informativa de altísimo nivel. En pocos mese pasó a los alemanes
documentos de excepcional importancia. Anunció con exactitud el
bombardeo de Sofía, entregó las actas de la conferencia de
Casablanca (en la que se decidió el desembarco en Sicilia) y también
el informe de la conferencia de los Tres Grandes en Teherán, el de
la conferencia de El Cairo y el de las conversaciones entre los
embajadores aliados y Stalin. Pero el golpe más importante de
Cicerón fue la entrega de una memoria de Churchill referente a los
preparativos del desembarco en Normandía que tendría lugar seis
meses después, el 6 de junio de 1944.
Si los alemanes se hubieran tomado
en serio este documento, probablemente el desembarco de Normandía
tendría hoy una historia diferente. Pero no fue así. Como siempre
sucede en estos casos , la información provocó dudas y sospechas;
¿y si se trataba de una trampa del Intelligence Service?
Aterrorizados por este interrogante, los altos mandos alemanes
prefirieron archivar la noticia en “fuentes sospechosas”.
Entre tanto, Cicerón, que había
reunido ya casi 400.000 libras esterlinas, decidió desaparecer. Por
desgracia para él, no disfrutó mucho tiempo su tesoro. Después de
haber consumido 150.000 libras en empresas fracasadas, se encontró
empobrecido de golpe porque el Banco de Inglaterra, habiendo conocido
que los alemanes habían puesto en circulación libras esterlinas
falsas, cortó por lo sano retirando billetes antiguos y
sustituyéndolos por nuevos.
Durante algunos años el infortunado
Cicerón (que por lo demás no sufrió persecución ninguna por su
actividad de espionaje) desapareció de la circulación.
Finalmente reapareció en Munich en
1968, con una nueva mujer y otros hijos, para demandar al gobierno
federal alemán. Pretendía que le resarcieran de los daños sufridos
por la “estafa urdida contra él por el Tercer Reich” ,
pero no consiguió nada.
Murió en el año 1970 en la
pobreza.
Existe una película sobre el tema
llamada 5 Fingers (Operación Cicerón), protagonizada por James
Manson y dirigida por Joseph L. Mankiewicz en 1952.